Pasamos al día 2, en el que pisamos Nagoya por primera vez

Día 2 de Octubre

Pues llegamos a la aduana japonesa y estabamos un poco acojonados por el tema del jamón que llevábamos ya que está prohibido introducir carne de fuera del país, por las bacterias. Aparte, tras la mala experiencia que sufrí hace 4 años con el pasaporte que se pensaban que era falso, no me fiaba ni un pelo y estaba un poco acojonado. Esperamos una larga cola en la que estabamos todos los extranjeros que íbamos en el avión y al tocarnos a nosotros no tuvimos ningún tipo de problema. Nos tomaron las huellas dactilares en unos aparatos que hay que pulsar dos a la vez (yo tuve que hacerlo tres veces ya que no me detectaban las huellas) y fuimos pasando uno a uno sin problemas. Esperamos poco nuestras maletas y tras darnos cuenta de que estábamos en la cinta equivocada ya las recogimos sin ninguna incidencia. Al salir nos estaba esperando Saki. Dani y yo nos pusimos en plan capa de espartano las mantitas rojas que nos habían dado en el avión para taparnos de noche. Cambiamos algunos euros que llevábamos encima (sin cobrarnos comisión) y ya nos disponíamos a iniciar nuestra verdadera aventura en Japón. Empezamos a grabar con la cámara de video de Dani y pudimos ver al Pitingo japonés y al grabar a una clase de guardería el profesor que iba con los niños empezó a hablar con nosotros queriendo saber de dónde éramos y si habíamos venido antes a Japón. Era muy simpático, la verdad.

Julio y Saki dispuestos a cambiar dinerito fresco

Ya fuimos directamente a comprar el billete de tren que nos llevaría a la estación del centro de Nagoya. En el tren no podíamos llevar las maletas con nosotros así que las pusimos cerca de la puerta y hacíamos cambio de guardia para que no se quedaran solas. Estábamos locos por poder dejar las maletas en un sitio seguro, así que al llegar a la estación y después de despedirnos de los 3 que habíamos conocido en el viaje, nos pusimos a buscar un Coin Locker (consigna) para poder andar con libertad. Tras probar varias nos dimos cuenta de que nuestra búsqueda iba a ser más jodida de lo que pensábamos ya que la maleta de Dani era demasiado grande como para entrar ahí, así que dejamos las maletas en Takashima que es el departamento del centro comercial en el que puedes dejar tus pertenencias sin pagar nada a cambio de que estés ese tiempo por allí. Justo al lado, nos sorprendió muchísimo la larguísima cola que había en una pastelería esperando a que les sirvieran el pastel especial de la casa. Por lo visto, esta tienda es originaria de Shiga y hasta hace muy poco no había más tiendas de esta franquicia fuera de esa ciudad, ahora han instalado varias por todo Japón y están obteniendo un grandísimo éxito.

Para comer fuimos recorriendo todas las plantas del centro comercial buscando algún sitio de comida tradicionarl y que tuviera un bonito look. Por fin lo encontramos, en la 6ª planta. Allí comimos Tonkatsu enrollado, gohan, sopa de miso, y una especie de Oyakodon. Un sitio bien de precio, bonito y cómodo y la comida hartaba muchísimo. Buen debut de comida en mi segundo viaje al país nipón.

Después de comer, bajamos un poco la comida dando una vuelta por el centro comercial. Pasamos por la parte de los libros donde compré dos libros de Urasawa que no esperaba encontrar ni de coña, y por la parte de los Cds y Dvds. Después de este paseito por los pasillos abarrotados de productos a la venta, decidimos darnos un pequeño paréntesis tomando un cafelito en un Mister Donuts que había fuera y así de paso, nos daba un poquito el aire que hacía un día estupendo. Todos probamos varios donuts dstintos y Saki pidió churros, que no tienen absolutamente nada que ver con los de España, al menos en cuato a sabor, la forma es la misma.

Comiendo los donuts empezamos a ver que estabamos realmente cansados así que decidimos salir de allí para espabilarnos un poco, y no tuvimos mejor idea que meternos en una tienda de 100 Yenes (80 centimos aprox.) donde ponían una canción infernal que repetían una y otra vez. La letra era "Irasshaimase, daitokka desu!!" (bienvenidos, hay gran descuento!!), lo peor de todo que es pegadiza de cojones y que además de la canción, los dependientes de vez en cuando gritaban las mismas frases, vamos, una auténtica locura.

Para despejarnos el cerebro no tuvimos otra ocurrencia que meternos en los salones recreativos que estaban justo enfrente -Taito Station-, donde jugamos al Winning Eleven 2008 -con el mando de la Play2-, al Street Fighter 4 -donde fuí apalizado por un japo viciado jajaja- y poco más.

A las 18:20 abandonamos el salón recreativo para dirigirnos de nuevo a la estación de tren de Nagoya donde habíamos quedado con Ito Atsushi y Hitomi Ishiguro, dos grandes amigos japoneses que no veía desde hacía varios años. Después de besos y abrazos, fuimos todos juntos a recoger las maletas ya que las teniamos que retirar antes de las 20:00. Al recogerlas volvimos a ver que seguía habiendo una cola de importantes dimensiones en la pastelería de al lado.

Al tener las maletas buscamos un sitio para cenar y encontramos uno en el que habia que quitarse los zapatos para poder entrar y era tan grande que había sitio de sobras para dejar las maletas en la entrada. Su nombre es ZaZa. También había que quitarse los zapatos en la entrada, había que dejarlos en unas taquillas individuales que había para eso. Las metías en un sitio cualquiera, la cerrabas con llave y listo. Después subimos una planta para buscar nuestra habitación para comer y era la típica japonesa con tatami de suelo y puertas correderas de papel. Al más puro estilo Kill Bill vol.1 jajaja. Allí estuvimos comiendo varias comidas japonesas como Misokatsu, Edamame, Ebimayo, etc etc. y bebiendo Sake frío que estaba muy bueno. Allí conocimos a un amigo de Ito que se llama Akihiro con el que nos quedamos a dormir estos días en Nagoya. Tras charlar mucho entre todos, ponednos al día de nuestras vidas y que Julio pegara más de una cabezada, decidimos irnos cada uno para su sitio de dormir. En el camino a la estación vimos a una ambulancia que llegaba a la estación para atender a una mujer que parecía tener un ataque de ansiedad o algo parecido. Nos despedimos todos más o menos en el mismo punto y quedamos de acuerdo en la hora y sitio de quedar al día siguiente.

Dani y yo, nos fuimos con nuestro casero a partir de esa noche y pudimos ver que es un cachondo mental cosa que no nos pareció tan rara cuando después supimos que habia estado varios meses trabajando en Cádiz y que era amigo del propio Yuyu. Tras ubicarnos un poco, nos duchamos y decidimos dormir un poco, cosa que yo llevaba sin hacer desde hacía dos días.

Mañana espero poder subir la aventura del tercer día que tiene un poco de todo jejeje