Bonita vista de una de las calles de Sapporo con Yasuyo, Dani y Julio posando
Esperando la llegada de Batman
Posando con los yukatas del hotel
Bonita vista de una de las calles de Sapporo con Yasuyo, Dani y Julio posando
Esperando la llegada de Batman
Posando con los yukatas del hotel
Godzilla contento de poder posar con la bandera de su equipo
En esa misma plaza pudimos ver en el suelo que había mano de gente famosa y encontramos algunas curiosas como la de Sylvester Stallone, Tom Cruise o Jackie Chan. Después de hacernos varias fotos con las manos, seguimos dando nuestro paeso y vimos una especie de Festival de las Naciones que había en un parque cercano -después resultó ser un festival de transporte ferroviario que celebraba su 15º edición-.
Volvimos al sitio donde habíamos quedado con el grupito femenino y dijimos de ir al festival del parque para ver qué era. Ya pudimos ver de lo que era y justo en ese momento comenzaba un concurso familiar en el que participaba un niño con uno de sus padres, Dani y yo hicimos todo lo posible por ser de la partida pero no fue posible.
Seguimos con el paseo y pasamos por al lado de un hotel muy lujoso -Hotel Imperial- en el que entramos para ver cómo era por dentro. Recorrimos todo la parte baja del hotel y flipamos cuando vimos que te cobraban 10.000 yenes por una tarta y 3.000 yenes por una merienda de un té con un par de pastelitos. Salimos de allí y nos topamos con una cámara de la TBS -canal de televisión de Japón- que estaba grabando entrevistas por la calle para un programa especial de fin de año muy famoso en Japón, que se llama Anata No Yume あなたの夢 -Tu sueño-. Este programa va grabando a gente por la calle pregutándole cuál es su sueño para conceder algunos por fin de año. Empezaron a preguntarle a Akiko y ella quería que nos grabaran, y le preguntaron a Akiko que de dónde éramos, y respondimos en japonés que éramos españoles. El entrevistador sorprendido empezó a preguntarle a Julio haciéndole una entrevista bastante larga, a mí también me preguntó pero fue más corta la entrevista. Para finalizar le preguntó a Julio qué sitio le gustaba de Japón y le respondió que los karaoke así que le pidió que cantara y nos animamos con el Opening de Saint Seiya. Aquí acabó nuestra entrevista que nos agradecieron regalándonos unos bolígrafos del canal de televisión y tomándole los datos a Akiko para si finalmente salimos en el programa, avisarla para vernos. Yo estoy totalmente convencido de que saldremos en el programa, esperemos que así sea.
Después de la entrevista dimos un paseo por Ginza y pasamos por un Game Center donde paramos a echar un par de partidas y las niñas a hacerse Puri Kuras -fotos pegatinas-, para hacer tiempo hasta la hora que habíamos quedado con Chisato.
Cuando llegó la hora fuimos al sitio donde habíamos quedado con ella y ya fuimos a cenar a un buffete de Yaki Niku 焼肉 -carne a la plancha-, donde además de todo tipo de carne había también helados, sushi, sashimi, gyoza, gofres, takoyaki, sopa, etc etc. Abusamos sobre todo de la carne aunque yo también di buena cuenta del sushi que había. Para terminar, helados, café y pasteles.
Todos reunidos delante de las planchas
Terminamos de comer y con la barriga llenísima, dimos un paseo para bajar algo la comida. Pasamos por al lado de un Don Quijote -cadena de tienda barata y muy famosa en Japón-. Después de dar una vuelta por la tienda y comprar un par de cosillas, despedimos a Chisato y fuimos los que quedábamos a un Karaoke. En la entrada del Karaoke había un poco de jaleo y era un grupo de japoneses borrachos chillando, nada importante.
Estuvimos una hora dentro del karaoke cantando y bebiendo algo. Julio como siempre, se flipa demasiado cantando.
Salimos y vimos algunos edificios muy bonitos de esta parte de Tokyo, sobre todo de noche. Ya nos dirigimos a la estación y allí despedimos a Akiko que había sido una gran anfitriona ese día. En la estación vimos a un japonés muy borracho que nos recordaba demasiado a cierto profesor de la serie GTO.
Uno de los edificios más famosos de Ginza
Volvimos en tren con Yasuyo y Tomoko pero para volver a casa de Tomoko ellas volvieron en bici ya que las tenían aparcadas cerca de la estación y nosotros teníamos que volver andando. Pensamos en pasar la noche en el MangaKissa que tanto nos había gustado por la mañana pero al día siguiente teníamos que partir hacia Hokkaido.
Llegamos sin problema a casa de Tomoko, preparamos las maletas, dejamos las más pesadas en Tokyo y nos acostamos sabiendo que al día siguiente iríamos al norte de Japón.
Este es uno de los famosos Jinrikisha
Justo al lado estaba la famosa KaminariMon -puerta del trueno- que estaba custodiada por dos guardianes llamados Fûjin -Dios del viento- y Raijin -Dios del rayo-, por la que entramos y pudimos ver la hilera de tiendas que llevaban hasta uno de los templos más famosos de todo Japón, el Sensô-ji, un templo que tiene más de 1300 años de antigüedad.
Bicheamos por las tiendas -especialmente yo- y después visitamos el templo que impresiona mucho por lo grande que es y por la cantidad de turistas que allí se encuentran. Tomoko aprovechó para purificarse con el agua y el humo del templo -hay video que lo atestigua- aunque tuvo cierto problemilla con la varilla de incienso.
La llegada al templo Sensô-ji
Sin duda, es una de las visitas obligada para todo el mundo que vaya a Tokyo.
Después de comprar varias cosillas, sobre todo algunos encargos, y visitar el templo por dentro, decidimos ir a comer ya que teníamos hasta las 3 para después recoger a Yasuyo. Tomoko buscó algún sitio de Ramen -sopa de fideos- y Chahan -arroz frito-, y encontramos uno que era barato pero según Tomoko tenía pinta un poco cutre y no se fiaba mucho, pero le dijimos que seguro que estaba bueno, y efectivamente así fue. Comida muy rica aunque el sitio por dentro no era de lo mejor que se puede encontrar jajaja Julio, volvió a ir a a comer un McDonald's.
Habiendo repuesto energía ya sí fuimos a recoger a Yasuyo para ir directamente al Museo Ghibli ya que teníamos que entrar antes de cierta hora. Al llegar al sitio donde estaba Ya-chan, saludos, mucha alegría y presentación ya que Dani no la conocía. Mientras nos dirigíamos hacia el Museo andando, nos pusimos un poco al día con Ya-chan.
Llegamos al Museo al poco tiempo de ir andando y allí nos hicimos foto con el Totoro de la puerta de entrada.
Con Totoro de fondo y mostrando las entradas para el Museo
Entramos, y nos dieron un fotograma de una película de Ghibli, que después sirve como entrada para la sala de proyecciones que hay en el Museo y poder pasar a ver un corto exclusivo del estudio de animación. Hay varios cortos y depende de la fecha en la que vayas ponen uno u otro corto. A nosotros nos tocó uno que se titula "Kujiratori" -Caza de ballenas- y duraba 16 minutos. No es de lo mejor que han hecho estos genios de la animación pero se deja ver y entretiene. Ya en el museo en sí, vimos unas pantallas con unos cortos cíclicos -no terminan, siempre enlazan el principio con el final- y una parte que me encanta que son una serie de muñecos que siguen un movimiento y con unos efectos de luces parecen que se muevan de verdad. Alucinante. También vimos el NekoBasu -Gato Bus de la película Mi vecino Totoro- de peluche enorme al que solían podían subirse los niños, las dos tiendas del Museo y por supuesto, el robot gigante de la película El castillo en el cielo. A las 6 nos hicieron abandonar amablemente el recinto ya que cerraba a esa hora pero nosotros en principio pensábamos que la hora de cierra era a las 7, así que nos faltó algunas cosillas por ver.
Julio y yo, haciendo un face to face al robot gigante
Tras la visita por el Museo volvimos a casa de Tomoko, pasando por el parque donde hemos conocido a Wajima y nos encontramos otra agradable sorpresa: el NekoBasu existe de verdad. Tenemos pruebas feacientes de ello.
El genuino NekoBasu posando para nosotros
En el camino nos encontramos con otro animal muy particular, un perro pequeñísimo y muy gracioso que no era más grande que una mano nuestra. Ya sí llegamos a casa de Tomoko y decidimos quedar tras hora y media para poder ducharnos y arreglarnos para salir de marcha por Roppongi.
Nos disponíamos a ducharnos y ponernos guapetones cuando Tomoko vino a nuestro sitio para ofrecernos un poco de Sukiyaki que había sobrado en su casa. Ni Dani ni Julio querían y yo, como buen amante de la comida japonesa, dije que sí esperando que me diera un tupper ware o un plato con el famoso Sukiyaki, pero tras enseñarme toooda su casa por dentro, me llevó al salón y allí estaban Yasuyo y el padre de Tomoko esperando para comer todos juntos. El Sukiyaki es una comida muy familiar y muy famosa en Japón que consiste en poner en el medio de la mesa, una especie de hornillo con una fuente metálica encima donde se va poniendo Udón -fideos gordos hechos de trigo-, carne, verdura, salsa,... El encanto de esta comida es que no se hace toda de una vez, si no que se va haciendo poco a poco, según se vaya comiendo y lo que vaya queriendo comer el personal. En un ambiente muy familiar y cómodo, comimos junto al padre de Tomoko que seguía haciendo bromas como siempre. Después de cenar, intenté hacerme una foto con Haruka ya que el padre de Haruka y cuñado de Tomoko quería tener una foto de su hija con extranjeros, pero fue imposible por el llanto de la niña al acercarme a ella. Pobrecita. Decir que el padre de Haruka -al que todavía no hemos podido conocer en persona-, sabiendo de mi frikismo por Saint Seiya -Los Caballeros del Zodíaco- me regaló un libro de esta serie que es una guía de las figuras que han salido a la venta y que colecciono. Un auténtico detalle que agradezco muchísimo.
Junto a Yasuyo y al padre de Tomoko, mostrando el Sukiyaki que habíamos comido
Ya sí fui a nuestro sitio para poder ducharme y arreglarme para salir de marcha por la noche tokyota. Decidimos ir a Roppongi que es el sitio más famoso de marcha, aunque también al que van más turistas para salir, Amir el amigo de Julio, nos recomendó Shibuya ya que era más japonés, pero bueno, eso intentaremos que sea otra vez.
Tomoko avisó a su amiga Yuriko ya que vive cerca de Roppongi y conoce mejor la zona para saber dónde podíamos ir. Intentamos primero en un pub que había masividad de personas y las bebidas eran un poco caras por lo que abandonamos el sitio al poco de llegar. Lo que nos llamó mucho la atención es que por esta zona hay muchísimos negros que se acercan a tí ofreciéndote sitios de marcha de varios tipos, pero eso sí, siempre eran negros, nunca japoneses, algo curioso la verdad. Nosotros seguíamos nuestro paseo buscando algún sitio donde entrar y echar un ratito hasta que dimos con Gaspanic, uno de los locales más famosos de esta zona. Subimos las escaleras para entrar y nos sentamos en la zona habilitada para eso, para tomar algo. Todos pedimos menos Julio que no bebe alcohol ni bebidas con gas, pero nos dijo el chico que nos atendía -que se apuntaba lo que pedíamos en la palma de la mano- que no se podía estar sin consumir. Al final transigió regalándole una bebida a Julio -que acabó tomándose Tomoko- para que todos estuviéramos con consumición y poder estar allí.
Entrada del local donde echamos un buen rato bailando
Mientras estábamos sentados charlando, con la música y el ambiente yo tenía ganas de bailar y al rato Tomoko y Yuriko dijeron de ir a la pista a bailar. Yasuyo estaba muy cansada y Julio no le gusta este tipo de música, así que esperaron en la barra, mientras Dani, Tomoko, Yuriko y yo, bailábamos todo lo que pusieran, aunque no nos gustara. Pasamos muy buen rato pero tuvimos que irnos antes de lo que hubiéramos querido porque el últimos tren pasaba sobre las 12:30 y si no, tendríamos que esperar a las 5 de la mañana. Nos fuimos con pena, sobre todo Tomoko que estaba en su salsa.
Fuimos a la estación, nos despedimos de Yuriko y cogimos un par de trenes que son los que nos llevarían a la estación de Mitaka para volver a casa a descansar ya que al día siguiente visitaríamos Ginza -el barrio caro de Tokyo- junto a Chisato y Akiko.
Imitando el famoso Frogger Jump junto a su creador
Después de fliparlo por tener una foto con un campeón mundial, ya sí llegamos a la estación de Mitaka donde compramos nuestro billete hacia Akihabara. El plan era estar allí hasta la tarde y después ver la Torre de Tokyo.
Nuestra primera búsqueda en Akiba, fue la de los diccionarios electrónicos que por fín lo pudimos encontrar a un buen precio. Bueno, encontrar encontrar, tampoco, pero sí se consiguieron a buen precio gracias al buen hacer negociador de nuestra querida Tomoko, que rebajó hasta 8.800 yenes el precio y encima nos regalaron una funda para cada diccionario y unos Dvds diccionarios. Después de la mega compra del día, seguimos nuestro paseo por el barrio electrónico por excelencia. Ahí pudimos cruzarnos -y hacernos fotos- con alguna que otra Meido, fliparlo con los edificios enormes que inundan las calles de este barrio, ver algún que otro oso dando publicidad o saber que el hombre del Kentucky Fried Chicken era bético.
Junto al viejo del Kentucky, derrochando beticismo
Al rato, fuimos a buscar un sitio bueno para comer y como nos habían dado publicidad de un Meido Kissa quisimos probar. Un Meido Kissa es un bar donde las camareras van vestidas como sirvientas y que la gente -mayormente hombres en su gran mayoría salidorros- van para charlar un poco con las chicas que allí trabajan. Nosotros de hablar poco, sólo buscábamos un sitio cómodo y barato para comer y la verdad es que el local estaba de arte. Sillones cómodos, buena comida, gran cantidad y a un precio muy muy bueno. Sólo comimos allí Dani y yo -que pedimos Hamburguesa Teriyaki, que incluía ensaladilla rusa y gohan y yo pedí arroz con curry que estaba para chuparse los dedos-, ya que Julio y Tomoko decidieron ir a comer a un McDonald's. Dani y yo estábamos muy agustos allí hablando de nuestras cosas y con la barriga llena, cuando vinieron a por nosotros para seguir pateando las calles de Akihabara.
Después de comer, y para bajar un poco la gran cantidad ingerida, fuimos a una cadena de tienda que se llama Don Quijote, muy famosa en Japón y que venden absolutamente de todo y algunas cosas a buen precio. Este edificio tenía 8 plantas y bicheamos todas las plantas, una a una, encontrándonos en las primeras, tiendas donde se podía encontrar casi de todo y en las últimas un Game Center y una cafetería Meido. Rastreamos las tiendas de arriba a abajo, jugamos a unas cuantas partidas -a destacar las del Dance Dance Revolution con la "gran" actuación de Dani y mía, y la del Mario Kart donde jugamos los 3 una partida disputadísima hasta el final- y ya, por fín, salimos del edificio interminable.
Una de las grandes avenidas que pueden verse por Akihabara
Yo no quería quedarme sin visitar la enoooorme tienda que tiene Mandarake en este barrio y quedamos en separarnos para quedar una hora y media después todos juntos. Dani, Julio y Tomoko fueron a merendar y yo fuí solo a rastrearme el gran edificio del Manga y Anime de arriba a abajo. Encontré muchísimas cosas interesantes a un precio realmente bueno, pero el problema de sobrepeso de equipaje sobrevolaba en mi conciencia y tuve que dejar de comprar ciertas cosas con todo el dolor de mi corazón.
A la hora establecida nos volvimos a ver todos para abandonar Akihabara e ir en busca de la Torre de Tokyo. Tomoko llamó a su amiga Yuriko que salía de trabajar cerca y se ofreció a acompañarnos.
Llegamos a la estación de Shinbashi donde habíamos quedado con Yuriko -que no habla nada español pero habla en un japonés perfectamente entendible-, y nos pusimos a buscar la famosa torre que tantísimo se parece a la Torre Eiffel de París, pero con varias diferencias: la japonesa es de color rojo y blanco y mide tres metros más que la de París.
Dimos un pateo bastante grande para poder encontrar la torre, que llevábamos tiempo viéndola pero nunca la alcanzábamos. Cuando por fín dimos con ella, hicimos fotos pero no subimos porque costaba unos 1000 yenes subir al mirador y la cosa ya empieza a estar en economía de guerra.
Foto nocturna de la Torre de Tokyo
Yuriko, sabía de un edificio que tenía un mirador estupendo y era gratis ir, así que para allá que nos fuimos y subimos al mirador. Unas vistas espectaculares. Nos pusimos a hacernos fotos en una especie de balconcito con cristal de fondo pero hubo cierto acojone porque el cristal parecía que se vencía. También hay que destacar el ascensor de este edificio que subió 46 plantas en apenas unos segundos sin apenas notarse nada, sólo lo sabíamos por el número de plantas que marcaba y porque era exterior y veíamos como íbamos subiendo.
Después de fliparlo con las vistas que teníamos y de hacernos varias fotos fuimos a cenar, y esta vez tocaba Obento en un convini que había no muy lejos del edificio en el que nos encontrábamos. En este convini -de la cadena 7 Eleven- nos pasó una de las anécdotas del viaje. Me encontraba eligiendo comida y bebida para cenar esa noche cuando se me acercó uno de los dependientes y me preguntó muy emocionado señalando mi camiseta del Betis: "Betis, no? Yo es que también soy bético" -todo esto mezclando japonés con algo de español-, me señaló para que fuera a la caja donde él estaba trabajando y me dijo que su equipo era el Betis y empezó a decirme cosas como "Viva el Betis manque pierda" y "Mucho Betis". Después de cobrarme lo que compré para cenar, le dije que si se podía hacer una foto con nosotros y me dijo que esperara fuera. Le dije a Dani que sacara la bandera del centenario y cuando la vió el japonés, se emocionó más todavía. Hasta le dijo a Tomoko que estaba muy entusiasmado de habernos conocido. Nos hicimos varios fotos y nos despedimos con un "Musho Betis"
Tres béticos posando con la bandera del centenario, dos trianeros y un japonés
Pero aquí no terminaba las anécdotas de la noche, ya que justo al dejar de hablar con el japonés bético, se pusieron a hablar con nosotros dos chicos que venían desde Osaka hasta Tokyo en bicicleta -hay un paseito más que curioso- y resultaron ser fanáticos del fútbol también y nos hicimos fotos con ellos, aunque no sé si llearían muy lejos esa noche ya que llevaban un vacilón más que considerable.
Ya después de todo este ajetreo nos pusimos a comer lo que habíamos comprado para después despedirnos de Yuriko y volver a Mitaka cogiendo dos trenes que estaban llenos hasta la bandera y por lo tanto no podíamos sentarnos a pesar de tener las piernas cansadísimas, y para colmo nos quedaba la vuelta de la estación hasta casa en bicicleta.
A la llegada, duchazo más que merecido y a descansar que mañana hemos quedado con Yasuyo y antes queremos ir a Asakusa y después al Museo Ghibli todos juntos.
Charlamos durante un buen rato y ya sí nos volvimos hacia Mitaka. Al llegar a Mitaka tuvimos que volver a imitar a Pancho y sus amigos de Verano Azul y volvimos hacia casa en bicicleta tuviendo que aguantar un poco de lluvia pero que no nos impidió llegar sin problemas.
Ya en casa, duchita, un poco de ofuro y a dormir que todavía nos quedaba mucho Tokyo por ver y disfrutar.
Una de las vistas que pudimos ver en el tren en el trayecto Nagoya-Tokyo
Tras dos horas y media de traqueteo ferroviario, llegamos a Tokyo y en ese mismo momento llegaba Tomoko a recogernos. Saludos, besitos y otra vez a buscarle sitio a las maletas. De nuevo nos dimos cuenta que no entraban en las Coin Locker y tras la experiencia de Nagoya buscamos el departamento del centro comercial donde se podían dejar las maletas sin problemas y sin pagar nada. Las dejamos allí y a dar una vueltecita por el centro comercial. Tomoko, sabiendo de mi afición al Manga y animación japonesa, me quiso llevar a una calle de los bajos del centro comercial donde había tiendas de Ghibli, de cadenas de televisión japonesas, y sobre todo la Jump Store donde venden merchandising de las series publicadas en la Shônen Jump -Dragon Ball, One Piece, Rurouni Kenshin,...-, y en esta sí fue donde me dejé un poco del dinero que llevaba encima comprando varias cosas como una taza preciosa de Kenshin, un poster genial de Slam Dunk y un par de cosillas de mi serie favorita, Dragon Ball.
En la puerta de un Pachinko, intentando darle un beso en la mejilla a la querida Rei Ayanami
Después del desembolso importante, fuimos a buscar alguna tienda de comida para llenar el estómago. Era difícil elegir, porque en Japón hay una gran cantidad importante de tiendas de comida -en gran parte de pastelería- en los centros comerciales y en las estaciones, y todo tiene una pinta tremenda. Después de patearnos un poco las calles limpísimas y rebosantes de olores deliciosos, entramos en una cafetería a tomarnos sandwich, pasteles y refrescos para reponer un poco las energías.
Después del tentempie y charlar un rato, quisimos salir al exterior para empezar a conocer Tokyo y respirar un poco de aire fresco. No nos alejamos mucho de la estación porque los padres de Tomoko querían cenar con nosotros y aparte, teníamos hora límite de recogida de las maletas. Así que aprovechamos para ver algunos edificios cercanos y pasear por la orilla del lago que hay por el barrio de Ôtemachi. En este lago hay carpas de colores enormes y tortugas que se acercaban a nosotros para sacar la cabeza y saludarnos. También pudimos ver un gran número de patos blancos, algunos bastante grandes. El tiempo estaba regulín y amenazaba con descargar gran cantidad de agua. En el lago este, ese mismo día, un guiri se bañó desnudo y en principio, las noticias dijeron que era español, pero después resultó ser un británico que vivía en España. Varias amigas nuestras -Saki y Yasuyo-, sabiendo que ese día estaríamos por allí, llegaron a pensar que podríamos haber sido uno de nosotros...
Dani, Tomoko y yo, con el lago en cuestión de fondo
Sobre las 6:30 o así, fuimos a por las maletas ya que nos esperaban los padres de Tomoko para conocernos y cenar juntos. Llegamos al sitio elegido para cenar y cuando vimos la escalera enooorme que teníamos que subir cargando las maletas, nos temblaron las piernas. Con esfuerzo y ayuda subimos y quedamos encantados con el lugar donde íbamos a cenar. El restaurante tenía habitaciones individuales y en la nuestra ya estaban los padres de Tomoko, su hermana y su lindísima sobrina Haruka, de un añito y medio. Haruka se asustó al ver tantos extranjeros juntos -o eso queremos creer jajaja- y empezó a llorar y no podía estar en la mesa con nosotros. Poco a poco se fue acostumbrando a nuestra presencia y acabó dándole besitos a Dani y llorando al irse.
Toda la familia de Tomoko es muy amable y hacían todo lo posible porque estuviéramos mejor que bien. El padre hablaba más con nosotros y descubrimos en él un auténtico artista ya que es muy simpático y hacía muchas bromas, mezclando japonés e inglés de forma muy graciosa. La madre miraba porque no nos quedáramos sin comer y nos ofrecía comida cada dos por tres. La comida estuvo genial y variada: Tenpura -verdura y gambones rebozados y fritos-, Sashimi -pescado crudo- y Shabu Shabu. Este último plato fue el descubrimiento de la noche. Ninguno de los españoles que habíamos en la mesa lo habíamos probado antes y todos quedamos encantados. Son filetes de carne que hay que cocerlos en una olla que te ponen en la mesa con su hornillo, y se mezcla la carne con verdura y cebolleta. Al estar ya cocida la carne, se empapa en una salsa y se come tal cual. Sencillamente delicioso. Recomendado a todos los que leen el blog y les encanta la comida japonesa, aunque debe ser difícil de encontrar en España.
Cenando con la familia Okada, antes de dar buena cuenta del Tenpura
Después de una cena riquísima y muy distendida, fuimos a casa de Tomoko en dos taxis, donde en uno iba su madre y las maletas, y en el otro, nosotros tres + Tomoko. Su padre se quedó un rato más en el restaurante echándose un traguito.
Cuando llegamos a nuestro nuevo hogar, lo flipamos al ver el sitio que teníamos. Una pequeña casita justo al lado de la de Tomoko -es más, una de las puertas daba al cuarto de la hermana-, donde había de todo: suelo de tatami, ducha con ofuro, cocina, frigorífico, televisor, futones,... Sólo había una pega, nada de Internet, pero bueno, no se puede tener todo jajaja
Aprovechamos para ordenar un poco las maletas y darnos nuestro primer baño de ofuro para después dormir por primera vez, en suelo tokyota.
Antes de entrar en la sala, posando con el cartel de la película
Vimos la película que duraba dos horas y media, en japonés a pelo, y al terminar los títulos de crédito y ver el trailer de la segunda parte -es una trilogía-, el único que aplaudía en la sala era yo. Me encantó la película. Está basada en un Manga que me gusta mucho y que me ha tenido enganchado durante mucho tiempo, así que ver en pantalla grande y hechos en carne y hueso, a unos personajes que has estado leyendo durante mucho tiempo -y todo tan bien hecho y respetando tanto a la obra original- pues llega a emocionar a un friki como yo. Al salir, con el subidón en el cuerpo, me compré una revista sobre la película que vendían en el mismo cine y comentábamos qué nos había parecido. En líneas generales, todos teníamos una opinión bastante buena.
Más tarde fuimos a Osu, que es el barrio electrónico y un tanto friki de la ciudad de Nagoya. Visitamos un santuario sintoista que vimos justo al llegar, donde Saki y yo pedimos un deseo por el ritual tradicional de echar moneda, dar dos campanadas, dos palmadas, pedir el deseo y de nuevo dos palmadas. Siguiendo el paseo Dani y Saki compraron unos batidos helados que estaban realmente buenos y a muy buen precio -300 yenes- y seguimos viendo tiendas. Vimos una promoción de un Manga Kissa -una cafetería donde puedes conectarte a Internet, y puedes comer, beber, leer Manga, ducharte y hasta dormir allí- donde por 300 yenes la hora tenías tostadas y bebidas ilimitadas. Lo dejamos pendiente para cuando volvamos a Nagoya, que será en los últimos días del viaje.
Yo quería entrar en Mandarake -una cadena de tiendas de Manga y frikadas, muy famosa- así que quedamos con Saki a una hora en la puerta y ella mientras se fue a ver tiendas de ropa. Al salir, seguimos viendo más tiendas de ropa y fuimos a cenar.
Para cenar, después de buscar mucho, dimos con un buen restaurante en la última planta de un centro comercial, donde Julio cenó pescado a la plancha, Dani arroz con pollo frito -pero estaba tan cansado que ni podía comer, así que yo me comí casi todo su plato-, y yo pedí menú con Oyakodon -base de arroz blanco y arriba revuelto de carne de pollo, huevo y cebolla, muy muy rico-, Sopa de Miso y hasta me atreví a probar Natto -soja fermentada que huele fatal y sabe un poco raro, a muchos japoneses les asquea y a los extranjeros es muy raro que les guste-. Probé muy poco, pero la verdad es que no me disgustó. Mientras cenábamos Saki llamó a Juaki para ver si estaba en casa y poder ir hacia allí, le dijo que sí y después de cenar nos despedimos de la parejita y fuimos hacia el hogar del amigo del Yuyu.
Al llegar, fuimos duchándonos y preparándo las maletas para irnos a Tokyo al día siguiente. También aprovechamos para darle los regalitos al Juaki por habernos dado alojamiento en estos primeros días de nuestro viaje a Japón. Le gustaron los regalos pero nosotros estábamos demasiado agobiados con el equipaje ya que no conseguíamos meter en nuestras maletas todo lo que teníamos. Al final, con esfuerzo y paciencia se consiguió pero el problema llegaría al día siguiente con el peso, aunque eso es otro tema. Eso sí, el Juaki se hartaba de reir viendonos sufrir... Entre una cosa y otra nos acostamos a las 3 y al día siguiente teníamos que estar a las 8 en planta que nos esperaba Tomoko en Tokyo, así que si quereis leer nuestra llegada a la capital japonesa, deberéis seguir atentos a este blog jajaja
Animando al Grampus Eigth con camisetas prestadas
Al salir, lo mismo, todo muy ordenado. Fuimos al coche de Ito para salir de allí y llamar a Saki para ver si quedábamos para cenar. Yo estaba tan cansado que dí una cabezadita mientras íbamos hacia donde habíamos quedado. Al llegar al sitio, Ito se despidió de nosotros ya que era un poco tarde, el día había sido agotador y tenía que trabajar al día siguiente. Esa noche cenamos Yakitori -pinchito de pollo-, de muchas clases y de muchas partes del pollo y estaban todos realmente buenos. Además, pedimos mucha cantidad y ya creíamos que nos iba a salir bastante caro, pero al final sólo pagamos 1000 yenes cada uno, habiendo comido muchísimo. Buen sitio, buena comida y además, barato.
Uno de los platos de Teriyaki que acabó en nuestro estómagos
Después de cenar ya volvimos para casa porque estábamos reventados. Estaba lloviendo y nos mojamos un poco, pero lo mejor del camino de vuelta fue cierto comentario del Juaki con Dani sobre los ciegos españoles jajajaja.Cuando llegamos a casa, duchita calentita y a dormir que había que reponer energía.
Los artistas del balón, adivinais a quién le dije lo de Puyol, ¿no?
Junto a Ito y sostiendo la cerveza de Okinawa, en el Izakaya
Aki se quedó allí ya que había quedado con dos amigas y ya después iba para casa. En el camino de vuelta que hicimos andando, encontramos una tienda de segunda mano abierta a las 12 de la noche -eso en Japón es como las 2 de la mañana en España-, Ito nos dijo que era muy famosa y estaba muy bien y entramos a echar un vistazo. Craso error. Dani y yo empezamos a ver cosas muy interesantes y a muy buen precio, así que nos hicimos con varias cosas -a destacar una tarjeta en japonés de Joaquín Sanchez vistiendo la camiseta del Betis y una figura del mono Amedio-. Después de estar un rato allí metidos ya decidimos irnos para ducharnos y prepararnos para el partido. Poco antes de empezar el partido por fin llego Aki y vimos que sí podíamos ver el partido a través de Internet pero como era a través de un canal inglés de sonido de fondo pusimos Carrusel Deportivo. Habíamos comprado chocolate -buenísimo-, y bebidas para el partido y Dani sacó jamón y chorizo que había traído. Todo estaba dispuesto para ver si el Betis podía ganar pero después de ir ganando dejó escapar el partido en un minuto.
Dani posando en la entrada de la Universidad. Ahí puede leerse KenDai abreviatura del nombre de la universidad
Saki aprovechó que estábamos allí y entró en una clase con Yumi. Nos quedamos solos Julio, Dani, Masa y yo. Como ya era la hora de comer fuimos al comedor y compramos platos talla M (sí sí, van por talla) de Kare Raisu Karage (vamos, arroz con curry y pollo frito), onigiri y Coca Cola. Nos mezclamos con los estudiantes universitarios japoneses y todos nos miraban un poco sorprendidos, sobre todo al principio, ya después se habituaron a nuestra presencia.
Cuando terminamos de comer quisimos dar una vuelta por la universidad para ver si son como las ponen en los Mangas y películas y ver un poco el ambiente universitario de allí. Al buscar el campo de fútbol pasamos por una clase que ponía en la pizarra "Operación salida" por lo que dedujimos que era una clase de español, buscamos al profesor y cuando nos vio nos saludó y desde dentro de la clase nos preguntó si éramos españoles. Charlando con él poco más llegamos a saber que es de Málaga y que se llama Quintero. Seguimos nuestra búsqueda del campo de fútbol, y encontramos un enorme campo de césped de fútbol y béisbol, después supimos que ese sería el estadio donde jugaríamos el partido que nos había organizado Ito para el domingo. Al volver para el sitio de las clases nos cruzamos con un japo que llevaba un balón de fútbol, le preguntamos si iban a jugar y si podíamos ver su partido. Nos dijo que sí a las dos preguntas y allá que le seguimos. Nos llevó a un pabellón cubierto con suelo de parquet y con espacio suficiente para albergar un campo de baloncesto y otro de futbito. Nos tuvimos que descalzar para poder pasar dentro. Al rato de esperar fueron llegando todos los que iban a jugar y nos dijeron que si queríamos podíamos jugar con ellos. Dani y Masa lo tenían muy claro pero yo me lo pensé un poco ya que íbamos en vaqueros y no había calzonas para poder jugar cómodos, pero al final transigí y jugamos tal como íbamos vestidos. Julio al rato se apuntó a la fiesta. Jugamos durante unas dos horas haciendo parones cada 20 minutos o media hora. Dani y yo dimos un poco de lección de cómo se juega a esto del balón y algunas de nuestras acciones fueron vitoreadas. La verdad es que el ambiente con los chavales fue buenísimo y estuvimos muy agusto jugando con ellos. Mientras jugábamos una amiga de Saki y Yumi -Kaori- vino a verlas, y al terminar el partido y como tenía coche nos llevó a casa de Aki para poder ducharnos y salir después. Julio se vino también y le tuve que dejar una camiseta. Tardamos más de lo pensado y finalmente partimos hacia un Kaiten Sushi -bar de Sushi donde pagas 100 yenes por cada plato y van pasando por todas las mesas en una cinta transportadora para que la gente escoja el que quiera- , donde comimos Masa, Yumi, Aki, Kaori, Saki, Julio, Dani y yo. Yo comí 11 platos donde probé gran variedad de sushi, algunos tan típicos como el de Salmón o Atún y otros menos típicos como el de Vieira. También probé Inari y Melón japonés. Era curioso como controlaban la cantidad de platos que consumía cada mesa: había que ir metiéndolos por una ranura y cada cinco platos introducidos salía en una pantallita que había una ruleta donde te podía tocar un premio de una peonza. Nos tocaron dos. Después de pagar nos acercamos a un karaoke de la compañía Shidax, que había casi al lado. Al karaoke fuimos todos los que cenamos menos Aki. Estuvimos allí durante una hora y media y los dos showman de la noche fuimos Julio y yo. Entre los dos cantamos un poco de todo -Saint Seiya, GTO, Doraemon, Tarako...-. Dani sólo se atrevió a cantar un par de canciones en español conmigo: Como el agua, según el karaoke música interpretada por Pepe de Lucía -que se parecía poquísimo la música- y La camisa negra de Juanes. Como curiosidad, decir que cada vez que cantábamos una canción en la pantalla aparecía las calorías que habíamos perdido. Después de pagar 1000 yenes cada uno por la sesión musical, volvimos a casa de Aki en el coche de Maiko. Nos acostamos al poco porque necesitábamos reponer fuerzas para el siguiente día.