martes, 14 de octubre de 2008

Día 7, Destino: Tokyo

Dia 7 de Octubre

Nos levantamos con el agobio de no pasar apuros con las maletas ya que pesaban muchísimo. Juaki nos acompañó a desayunar a una cafeteria diferente a la de los otros días y estando allí llamó a un taxi para que nos llevara a la estación con las maletas que pesaban lo suyo. Nos despedimos de Juaki y Dani y yo cogimos el tren que nos llevaría a la estación donde nos esperaba Julio, que "gracias" a los cálculos de Saki, llevaba esperándonos más de media hora. Sin ningún japonés que nos guiara en nuestra aventura, nos montamos en el Shinkansen -tren bala- que nos llevaba hacia Tokyo donde habíamos quedado con la señorita Okada Tomoko.
El problema en el tren era dónde dejar las maletas, ya que eran demasiado grandes, demasiadas en número, y demasiado pesadas. Nos ayudó uno de los encargados del tren y dejamos las maletas atrás del todo del vagón. El hecho de que en Japón no temas que te puedan robar nada, ayuda a hacer cosas así lo más tranquilo posible. Por lo demás, tuvimos un viaje sin problemas en el que nos regalaban una bebida y aprovechamos para hacer cosas con el portátil y ver el paisaje que íbamos dejando atrás al ir acercándonos a la capital del país nipón.

Una de las vistas que pudimos ver en el tren en el trayecto Nagoya-Tokyo

Tras dos horas y media de traqueteo ferroviario, llegamos a Tokyo y en ese mismo momento llegaba Tomoko a recogernos. Saludos, besitos y otra vez a buscarle sitio a las maletas. De nuevo nos dimos cuenta que no entraban en las Coin Locker y tras la experiencia de Nagoya buscamos el departamento del centro comercial donde se podían dejar las maletas sin problemas y sin pagar nada. Las dejamos allí y a dar una vueltecita por el centro comercial. Tomoko, sabiendo de mi afición al Manga y animación japonesa, me quiso llevar a una calle de los bajos del centro comercial donde había tiendas de Ghibli, de cadenas de televisión japonesas, y sobre todo la Jump Store donde venden merchandising de las series publicadas en la Shônen Jump -Dragon Ball, One Piece, Rurouni Kenshin,...-, y en esta sí fue donde me dejé un poco del dinero que llevaba encima comprando varias cosas como una taza preciosa de Kenshin, un poster genial de Slam Dunk y un par de cosillas de mi serie favorita, Dragon Ball.

En la puerta de un Pachinko, intentando darle un beso en la mejilla a la querida Rei Ayanami

Después del desembolso importante, fuimos a buscar alguna tienda de comida para llenar el estómago. Era difícil elegir, porque en Japón hay una gran cantidad importante de tiendas de comida -en gran parte de pastelería- en los centros comerciales y en las estaciones, y todo tiene una pinta tremenda. Después de patearnos un poco las calles limpísimas y rebosantes de olores deliciosos, entramos en una cafetería a tomarnos sandwich, pasteles y refrescos para reponer un poco las energías.

Después del tentempie y charlar un rato, quisimos salir al exterior para empezar a conocer Tokyo y respirar un poco de aire fresco. No nos alejamos mucho de la estación porque los padres de Tomoko querían cenar con nosotros y aparte, teníamos hora límite de recogida de las maletas. Así que aprovechamos para ver algunos edificios cercanos y pasear por la orilla del lago que hay por el barrio de Ôtemachi. En este lago hay carpas de colores enormes y tortugas que se acercaban a nosotros para sacar la cabeza y saludarnos. También pudimos ver un gran número de patos blancos, algunos bastante grandes. El tiempo estaba regulín y amenazaba con descargar gran cantidad de agua. En el lago este, ese mismo día, un guiri se bañó desnudo y en principio, las noticias dijeron que era español, pero después resultó ser un británico que vivía en España. Varias amigas nuestras -Saki y Yasuyo-, sabiendo que ese día estaríamos por allí, llegaron a pensar que podríamos haber sido uno de nosotros...

Dani, Tomoko y yo, con el lago en cuestión de fondo

Sobre las 6:30 o así, fuimos a por las maletas ya que nos esperaban los padres de Tomoko para conocernos y cenar juntos. Llegamos al sitio elegido para cenar y cuando vimos la escalera enooorme que teníamos que subir cargando las maletas, nos temblaron las piernas. Con esfuerzo y ayuda subimos y quedamos encantados con el lugar donde íbamos a cenar. El restaurante tenía habitaciones individuales y en la nuestra ya estaban los padres de Tomoko, su hermana y su lindísima sobrina Haruka, de un añito y medio. Haruka se asustó al ver tantos extranjeros juntos -o eso queremos creer jajaja- y empezó a llorar y no podía estar en la mesa con nosotros. Poco a poco se fue acostumbrando a nuestra presencia y acabó dándole besitos a Dani y llorando al irse.

Toda la familia de Tomoko es muy amable y hacían todo lo posible porque estuviéramos mejor que bien. El padre hablaba más con nosotros y descubrimos en él un auténtico artista ya que es muy simpático y hacía muchas bromas, mezclando japonés e inglés de forma muy graciosa. La madre miraba porque no nos quedáramos sin comer y nos ofrecía comida cada dos por tres. La comida estuvo genial y variada: Tenpura -verdura y gambones rebozados y fritos-, Sashimi -pescado crudo- y Shabu Shabu. Este último plato fue el descubrimiento de la noche. Ninguno de los españoles que habíamos en la mesa lo habíamos probado antes y todos quedamos encantados. Son filetes de carne que hay que cocerlos en una olla que te ponen en la mesa con su hornillo, y se mezcla la carne con verdura y cebolleta. Al estar ya cocida la carne, se empapa en una salsa y se come tal cual. Sencillamente delicioso. Recomendado a todos los que leen el blog y les encanta la comida japonesa, aunque debe ser difícil de encontrar en España.

Cenando con la familia Okada, antes de dar buena cuenta del Tenpura

Después de una cena riquísima y muy distendida, fuimos a casa de Tomoko en dos taxis, donde en uno iba su madre y las maletas, y en el otro, nosotros tres + Tomoko. Su padre se quedó un rato más en el restaurante echándose un traguito.

Cuando llegamos a nuestro nuevo hogar, lo flipamos al ver el sitio que teníamos. Una pequeña casita justo al lado de la de Tomoko -es más, una de las puertas daba al cuarto de la hermana-, donde había de todo: suelo de tatami, ducha con ofuro, cocina, frigorífico, televisor, futones,... Sólo había una pega, nada de Internet, pero bueno, no se puede tener todo jajaja

Aprovechamos para ordenar un poco las maletas y darnos nuestro primer baño de ofuro para después dormir por primera vez, en suelo tokyota.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

miguel seguimos el blog y estamos tu madre y yo muy contentos de que lo esteis pasando tan bien, pero se te ve cara de muy cansado ¿es porque duermes poco?, pues duerme mas y descansa y come mucho suchi.La quiniela acaba el martes a las 5:30, asi que le pones un mensaje a tu madre antes de que salga del trabajo.
1.- BELGICA-ESPAÑA
2.- ESTONIA-TURQUIA
3.- PORTUGAL-ALBANIA
4.- LUXEMBURGO-MOLDAVIA
Bueno a ver si te da tiempo de hacerla. Lo del guiri del lago vi la noticia en la televisión.
Muchos besos y que duermas bién.

Anónimo dijo...

A esa Rei la veo un poco desproporcionada xD Dios, quiero ir a esa tienda de la Jump, tiene que haber muchas cosas de Saint Seiya *-*

Por cierto, supongo que es porque es japonesa y tal, pero tu amiga Tomoko (si no me equivoco) me recuerda muchísimo a Ayami, aunque ahora Ayami se ha cortado el pelo a un estilo parecido al de Rei Ayanami pero algo más voluminoso (lo cierto es que le hace la cabeza grande) xD